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Muerte de ‘Chucho Mercancía’, no dio fin a la criminalidad en Santa Marta


En poder de la DEA existe un informe donde descarta que el ex jefe de los ‘Pachencas’ no fue abatido por Antinarcóticos y revela que la desobediencia de quien llegó a ser considerado por las autoridades como ‘Zar’ de la extorsión, habría desencadenado la molestia de los jefes de la Oficina del Caribe que supuestamente ordenaron su muerte junto a Mario Giraldo Márquez.


En este sector se habría presentado la balacera donde murió el líder de los “Pachencas”.

Unidad Investigativa LPSM
Hace un año, el Gobierno Nacional celebró como el mayor logro en su lucha contra la criminalidad en Santa Marta, la muerte del máximo cabecilla de la banda emergente los ‘Pachencas’, Jesús María Aguirre Gallego, alias ‘Chucho Mercancía’, quien para ese día 17 de junio del 2019 extrañamente fue reportado abatido por hombres ‘Junglas’ de Policía Antinarcóticos en el sitio conocido como “Casa de Tabla” situada en la parte alta de la vereda Quebrada del sol de la Sierra Nevada de Santa Marta. En ese mismo hecho, murió un joven mototaxista identificado como Mario Giraldo Márquez, a quien las autoridades poco conocían dentro de la estructura armada ilegal y cuya muerte tomó por sorpresa a la ciudadanía samaria que enseguida lo relacionó como sobrino del ex jefe paramilitar Hernán Giraldo, pero los deudos desmintieron dicha consanguinidad.  

La noticia que dio cuenta del violento deceso de uno de los más peligrosos sanguinarios de los últimos años que dominó la poderosa estructura armada ilegal, se esparció velozmente y literalmente de forma similar a las balas que cada vez disparaba su ejército de sicarios en los actos violentos que perpetraba en los barrios del Distrito samario. Al tiempo, la muerte de ‘Chucho Pachenca’ creó una desbordada felicidad en las autoridades por el certero golpe, mientras que en la región de Guachaca fue de total tristeza ver morir a quien consideraban su líder protector.    

En ese momento, los samarios y demás ciudadanos, creían que la desaparición de Jesús María Aguirre junto a su colaborador Mario Giraldo, sería el fin de una escalada violenta y sanguinaria liderada por los ‘Pachenas’ que hasta en dos ocasiones protagonizó paro armado; pero 12 meses después se observa que el panorama no ha cambiado y durante ese periodo se ha registrado un aumento significativo en delitos de alto impacto social reflejados en crímenes, desapariciones, desplazamiento forzados y extorsiones.

La confusa muerte del hombre más custodiado y armado en la Sierra Nevada de Santa Marta, sigue siendo un misterio para los habitantes de la Troncal del Caribe que en medio de las dudas y dolor despidieron al mejor estilo de los capos de la mafia con mariachis y disparos al aire. Fue tanto el dolor que la misma organización criminal ordenó a las comunidades de las 48 veredas concentrarse en Guachaca, y a la vez decretó un paro armado impidiendo el desplazamiento de vehículos en vía La Guajira en honor a la memoria del cabecilla abatido.

Bóveda de Jesús María Aguirre.
“Ese señor acá fue un líder porque nos brindó la mano a todos en materia de seguridad y hasta económica, es decir ocupó un espacio importante en la región porque nosotros seguimos abandonados por el Estado y por eso su muerte nos causó mucho dolor.  El día del sepelio todas las personas de las 48 veredas y desde la parte alta llegamos al cementerio de Guachaca a despedirlo, pero en pleno sepelio hombres encapuchados llegaron e hicieron varios disparos al aire y anunciaron que la lucha y defensa de la Sierra Nevada continua”; expresó un habitante de Buritaca que pidió reserva de su identidad por razones de seguridad. 

Y la mayor prueba de ese respeto, cariño y admiración que tenían hacía ‘Chucho Mercancía’, se evidencia en el camposanto donde su bóveda blindada permanece limpia y diariamente es adornada con flores que llevan los habitantes de esa región como muestra de agradecimiento, por el apoyo que le brindó a esa abandona comunidad. Incluso, muchos aseguran que desde el más allá, les hace pequeños milagritos con la fecha del día de su muerte, y ha servido de suerte para ganarse el chance o lotería.


Acuerdo con los gringos

El avanzado deterioro en la salud del comandante militar de los “Pachencas”, producto de una leucemia que habría afectado el páncreas y que no fue un secreto en Santa Marta, lo obligó a buscar el camino más fácil para ser curado. Y debido a eso, no dudo en pensar salir del monte y dejar las armas o mundo criminal para que su enfermedad fuera tratada de manera adecuada.    

Sin embargo, “Chucho Mercancía” sabía y era consciente que abandonar esa estructura criminal no resultaría para nada fácil, toda vez que depende de las directrices u órdenes de poderosos narcotraficantes. Según el docente Lerber Dimas Vásquez, investigador de conflicto armado y organizaciones criminales, la banda los ‘Pachencas’ es el brazo armado de la Oficina del Caribe y dentro de la estructura Jesús Aguirre es un empleado de entera confianza donde guardaba muchos secretos violentos de sus jefes. “Hablar de los Pachencas, el brazo armado de la Oficina Caribe y de Jesús María Aguirre Gallego, es un ejercicio delicado en el distrito de Santa Marta. Todos saben dónde estaba,  dónde se movía, cuáles son sus finanzas, quiénes son sus subalternos y sus vínculos con el narcotráfico. Chucho mercancía recibía órdenes y aparecía como jefe de una estructura, pero no era jefe como tal porque detrás hay personas poderosas que financian la banda y no figuran en los homicidios, desapariciones y extorsiones que se cometen”, explicó.

La Unidad Investigativa de LA PORTADASM pudo establecer que la silenciosa estrategia a la cual acudió fue ante la DEA, donde logró contactarse para negociar su entrega voluntaria, ya que es requerido por una Corte Federal de Estados Unidos por narcotráfico, y de esa manera estando fuera la organización, podría ganarle la batalla a la enfermedad. Pero con lo que no contó alias “Chucho Pachenca”, fue que ese diálogo con los gringos, llegó a oídos de quienes se encuentran al frente de la Oficina del Caribe, lo que desató una pugna en la banda criminal porque temían a ser delatados ante la justicia norteamericana; a partir de allí inició una desgracia en la región.

El pasado 17 de junio del 2019, se concretó una reunión en una cabaña ubicada en el sector conocido como ‘La cascada’ o ‘Casa de Tabla’ en Quebrada del sol, donde asistirían los jefes de la Oficina del Caribe y se convocó para el medio día al líder de los “Pachencas”, a fin de planificar algunas acciones dentro de la organización. Alias “Chucho Mercancía”, sabía que en cualquier momento podrían asesinarlo y por eso decidió ir acompañado de sus hombres de confianza, entre ellos Mario Giraldo para responder a cualquier ataque violento.

Una fuente de la DEA, comentó que una vez reunidos en el mencionado lugar, al parecer se inició un cruce de disparos y los escoltas de Aguirre Gallego, fueron superados por sus adversarios que poseían armas de largo y corto alcance. Se dice que tanto chucho mercancía y Mario Giraldo, se habrían rendido, pero eso no sirvió para ser perdonados porque antes de morir fueron brutalmente torturados, mientras que los cuerpos sin vida de los otros escoltas fueron desaparecidos.

El hecho generó que se llevará a la tumba muchos secretos, entre ellos la desaparición de 248 armas en la Policía Metropolitana y el apoyo financiero que brindó a políticos de Santa Marta al igual que la muerte de líderes sociales. El gran interrogante ahora es si creer que la muerte de Jesús María Aguirre, fue realizado en el más exitoso operativo que ha dado la Policía Antinarcóticos contra las organizaciones criminales en la Sierra Nevada de Santa Marta porque existe un fuerte rumor que la institución policiva nunca desarrolló el famoso dispositivo.   


Sigue la tragedia

Desde el mismo instante en que se supo la muerte de Jesús María Aguirre Gallego, que aún sigue dejando miles de interrogantes en la población campesina, se generó una preocupación en materia de seguridad porque dicho asesinato al mismo tiempo deja desprotegida a esa región.

En Guachaca y demás veredas del área rural de Santa Marta, la comunidad volteó la página o dejó en el olvido la muerte del antiguo líder de los “Pachecas”, incluso se ha conocido que nadie puede hablar de ese tema y la persona que sea sorprendida comentando del caso, pagará con la vida. “A los días nos enteramos de cómo fue la vuelta y todo se sabe que fue una traición, pero no podemos decir nada y por eso reina el silencio. Lo que nos llama la atención es que el remedio salió peor que la enfermedad porque se han presentado casos que dañan la imagen de esta bonita región”, afirmó un campesino que pidió mantenerse en anonimato.     
         
Los días pasaron, y a esa región parece le hubiese caido una especie de maldición que se ha visto reflejada en trágicos insucesos que aún sigue afectando la percepción de seguridad. La mala racha inició con los crímenes de los ambientalista Natalia y Rodrigo, ocurrido en Guachaca. A los dos días Freddy José García Ortega, de 20 años, ciudadano venezolano resultó asesinado por culpa de su hermano que estaría comprometido en la aterradora muerte de la pareja. Y el más reciente fue el asesinato del líder Alejandro Llinás Suárez.

La situación en la Troncal del Caribe no es favorable en ningún aspecto porque la población desde hace décadas carece de servicio de público, salud y educación, lo que la hace vulnerable ante la falta de poder y obliga a la comunidad a someterse bajo el accionar de los grupos armados ilegales que seguirá mostrándose como responsables de la seguridad de esa prospera región.

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