Por: Harinton De Armas
Columna de Opinión LA PORTADASM
El gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta
-Essmar E.S.P.-, José Rodrigo Dajud, le hizo un reconocimiento a todo el
personal del área comercial por alcanzar el mayor recaudo hasta la fecha, con
una cifra de más de 3.600 millones de pesos, de una puesta al cobro de 4.500
millones de pesos, durante el mes de febrero.
Mientras hay un reconocimiento al área comercial de la Essmar,
los samarios siguen padeciendo la problemática
de agua que vive la ciudad.
No es posible que a diario hayan queja
y denuncias por la difícil situación que
vive Santa Marta a raíz de este tema, y lo que se tiene como respuesta por
parte de la Essmar, es subir la tarifa a las facturas que sagradamente llegan a
los hogares samarios.
Desde esta columna de opinión quiero
expresar que Santa Marta no aguanta más, es inverosímil que aparte de no tener
agua en la ciudad, pagar las facturas cumplidamente, ahora debamos pagar más
por un servicio pésimo.
Sin embargo, lo que preocupa es que si en Santa Marta no hay agua, entonces ¿dónde sale tanta para venderle a los samarios? y no es una sola empresa de agua que visitan día a día los barrios de la capital del Magdalena, son muchas que hasta se pueden perder la cuenta.
Por lo anterior, podemos encontrar
distintas marcas de agua, que no sabemos si cumplen los estándares de calidad y
salud que determina la Ley, situación que es preocupante, para la salud de los
samarios.
Ahora bien, ¿quién regula esas
empresas emergentes o fantasmas del agua que hoy distribuyen el preciado
líquido por la módica suma de 2000 mil pesos 15 litros?
Será la Administración Distrital, la encargada de aclarar estas inquietudes.
Lo cierto es que lo samarios hoy en
día deben gastar más dinero para obtener este recurso vital, la situación con
el tema del agua se ha vuelto insostenible para la mayoría de las personas que
viven en esta ciudad, padecer 10 y 13 días sin una gota de agua, obliga a las
personas a recurrir a la compra de esta líquido empacado, para mitigar un poco
las necesidades básicas y, si se le suma a eso pagar a final de mes una factura
incrementada, el resultado es la inconformidad de muchos y la celebración de otros.