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Con ráfagas de balas se cumplió sepelio de Chucho Mercancia

Durante el cortejo fúnebre, la tensión aumentó por la ausencia de la Policía y Ejército Nacional, ya que muchos de los asistentes habrían sido intimidados para que estuvieran presentes en los sepelios.

Al mejor estilo de los grandes capos, se cumplió en medio de llantos, temor y una fuerte tensión, los sepelios del abatido jefe de “Los Pachencas”, Jesús María Aguirre, alias "Chucho Mercancía" y su presunto escolta Mario Giraldo Márquez, alias "Mario", ocurrido el pasado lunes en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Jesús María Aguirre, alias "Chucho Mercancía" y su presunto escolta Mario Giraldo Márquez.
Las honras fúnebres se realizaron en el cementerio del corregimiento de Guachaca, donde asistieron atemorizados campesinos e indígenas de las 56 veredas que conforman la Troncal Caribe. Incluso, se notó la presencia de hombres fuertemente armados y encapuchados portando uniformes alusivo a la banda criminal "Los Pachencas", quienes en las afueras del campo santo hicieron varios disparos al aire en señal de protesta por la muerte de su líder.

Durante el cortejo fúnebre, la tensión aumentó por la ausencia de la Policía y Ejército Nacional, ya que muchos de los asistentes habrían sido intimidados para que estuvieran presentes en los sepelios.

"Hubo varias ráfagas de encapuchados como protesta por la muerte de su máximo líder y por temor muchos buscaron refugio para no ser alcanzado por las balas, ya que la Policía ni Ejército hizo presencia y ahora se teme lo peor. Los encapuchados dijeron unas palabras, pero no presté atención a lo que dijeron. Muchos vinieron de los pueblos al sepelio y ahora no sabemos qué pasará después de esta muerte", relató un campesino que pidió reserva en su identidad por razones de seguridad.

A pesar de cumplirse los sepelios, la angustia y zozobra continúa entre la población civil que habita en las faldas del macizo intertropical que teme un nuevo conflicto armado por la disputa de la Sierra Nevada y los 80 kilómetros de puerto natural que sirve para el tráfico de drogas.

El panorama es poco alentador, puesto que la región se ha convertido en un pueblo fantasma, producto del abandono de muchos pobladores a otros lugares vecinos y el encierro de algunas comunidades que teme a ser blanco de los violentos. Muchos guardan la esperanza que se acabe el toque de queda y retorne la tranquilidad.