La metamorfosis del departamento,
teniendo en cuenta referentes como Barranquilla, Medellín y la misma Bogotá, es
uno de los objetivos del nuevo proceso electoral que quiere llevar el Magdalena
hacia un nuevo escenario de crecimiento.
El Magdalena que El Mello conoce
es una mezcla de pieles de colores, con los sabores y riqueza de un territorio
que necesita seguir trascendiendo.
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Cuando se habla de transformación
de ciudades a través de elementos políticos se debe tener presente el ejemplo
de Barranquilla, como modelo de gobierno y desarrollo, con todo lo que se ha
reflejado a través de los dos periodos de gobierno de Alex Char (muy cercano
Luis Miguel Cotes Habeych, en Magdalena) y Elsa Noguera como sucesora del mismo
proceso.
El Mello, como se le conoce al
exgobernador de Magdalena, ha planteado en varias oportunidades su deseo de
darle continuidad al proceso que inició en el 2011 con su elección y que
prosiguió su tía Rosa Cotes.
Esta seguidilla de gobiernos
permitió unificar elementos de infraestructura vial, equipamiento urbano,
infraestructura de salud y parques educativos. El Mello entiende que cuatro
años no son suficientes para transformar el territorio por lo que hoy, luego de
ocho años busca retomar la gobernación para estructurar un nuevo Magdalena sin
pretensiones ni enfrentamientos.
Del modelo paisa al modelo Char
Los gobiernos de continuidad en
las principales ciudades de Colombia iniciaron en la capital de Antioquia,
donde los últimos seis alcaldes han articulado grandes proyectos. Es la misma
fórmula, desde Luis Pérez Gutiérrez hasta el actual alcalde Federico Gutiérrez;
donde se mantuvieron las líneas de inversión y gobierno.
El alcalde de Barranquilla,
Alejandro Char Chaljud es amigo del Mello desde hace muchos años y comparten la
visión de cambio de las ciudades a partir de inversiones en infraestructura y
educación.
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El Mello Cotes en el Magdalena le
apunta a un esquema autónomo: un departamento que se concentre hacia el norte
en el mar Caribe y la Ciénaga Grande, su río que avanza espumante sobre la
margen izquierda, la Sierra Nevada que se erige imponente a su derecha, las
ciénagas que enriquecen el centro y sur; pero, sobre todo, la bondad y pujanza
del magdalenense.
Lejos del discurso, el Mello
plantea una estructura de gobierno propositivo, incluyente y flexible. Un nuevo
referente que impulse el desarrollo de ciudadanías, desde la creación de
escenarios de cambio para el Magdalena.
Por Victoria Jaramillo Caviedes.