Ya se ha perdido la cuenta de las innumerables solicitudes,
pedidos, y hasta exigencias, por todos los medios de comunicación escritos,
radiales y de toda índole por parte de los tagangueros, con el fin de que sean
atendidas sus penurias ocasionadas por el abandono que todas las
administraciones distritales pasadas y la presente, han mostrado a una
comunidad ubicada en una rada que dadas sus excelentes condiciones naturales debería
ser objeto de un mejor tratamiento en todos los órdenes.
La madre naturaleza,
que regalo a Taganga la más bella bahía de nuestro litoral, no tuvo en cuenta
la inoperancia e incapacidad de los gobernantes que tendría Santa Marta, de quien
depende administrativamente nuestro
pueblo, para que en el momento actual lo hubieran sumido en el lamentable
estado de postración que desde hace muchos años viene padeciendo.
En contravía de la preocupación de los alcaldes y
gobernadores de otras regiones de Colombia y el mundo, por mostrar, embellecer
e invertir en los sitios más atractivos y por ende más visitados por su
belleza; los nuestros, alcaldes y gobernadores, son ciegos, sordos e ineptos
pero además con escasos propósitos e iniciativas tendientes a generar ingresos
con la presentación más adecuada que debería tener Taganga en todo orden, como
polo de atracción turística.
Ya está cercano un nuevo periodo de elecciones, en donde
veremos la invasión de vehículos de Santa Marta, llenos de aspirantes a todas
las ramas del poder legislativo y por supuesto con el compromiso, de que esta
vez sí van a ser ciertas las promesas de las elecciones pasadas y de las
antepasadas y todas las otras que no fueron cumplidas; pero diciendo y pensando
por dentro:, “que le vamos a cumplir si para eso le pagamos los votos”; en
donde hay ciertamente, un gran porcentaje de culpa de los mismos tagangueros".
Esta nefasta compra de votos generalizada en este y casi
todos los pueblos de Colombia, es uno de los mejores caldos de cultivo en
donde crece y prolifera el mal mayor que
es la corrupción. Aquí se peca en doble vía: el que paga por el pecado y el que
peca por recibir. No sé cuándo será ese día en que el pueblo entero se
concientice de esta situación, admitiendo su responsabilidad y absteniéndose de
ir a las urnas mientras no sean cumplidas verdaderamente sus necesidades más
importantes.
Seguro estoy que todos en Santa Marta saben cuáles son las
carencias que en todo sentido padece Taganga, pero muy rápidamente voy a
enumerar las más importantes:
1.- Agua: El preciado líquido brilla por su ausencia y los
carrostanques realizan un lucrativo negocio con el agua que debía ser de
distribución gratuita, ya que las tuberías se han convertido en refugio de
roedores y cuando, por ventura, abren la válvula para Taganga, el agua no
alcanza llegar a su objetivo final ya que es interceptada por los moradores de
los barrios de invasión de los cerros para quienes el agua no tiene valor y
dejan que se pierda dejando la llave abierta luego de llenar sus tanques, pero
dejando a Taganga sin agua.
2.- Luz Eléctrica: Este servicio se presta de manera irregular
ya que adolece de continuidad y la frecuencia de las suspensiones no
programadas y menos preavisadas, produce molestias sin mencionar los perjuicios
derivados de esos cortes. A ello se le agrega la actitud irresponsable de la
empresa en cuanto a la atención oportuna y eficaz para atender los frecuentes
fallas que hasta la muerte de una niña ocurrió al quedar descubierto un cable
de alta tensión sin la debida protección, como ocurrió hace varios meses.
3.- Calles Intransitables: Las características del terreno
dada su condición de ser una comunidad ubicada en el pie de monte de la Sierra
Nevada de Santa Marta; en época lluviosa vemos las calles convertidas en
quebradas que parecen ríos. Hay una sola vía medio transitable asfaltada hace más
de diez años, hoy destruida totalmente y que las enormes busetas azules han contribuido
también a su deterioro total.
La solución ya se ha estudiado mediante el desvío de esas
correntías pluviales mediante túneles, pero esa problemática no ha merecido un
ápice de atención por parte de nuestros gobernantes.
4.-Centro de Salud: Quienes visiten Taganga, podrán apreciar
en la calle14 un gran mamut de cemento y aluminio en donde quedaba el antiguo
puesto de salud, con un rimbombante aviso indicando que allí se construye el
nuevo hospital de Taganga.
Precisamente, desde hace varios días se ha venido informando
profusamente por la prensa hablada y escrita de todo el país, sobre el estado
de las obras contratadas por las dos últimas alcaldías de Santa Marta y ahí se
podrá constatar como la construcción de ese centro de atención médica, tan
necesario en una comunidad que ha crecido aceleradamente como lo es Taganga; es
absolutamente indispensable ya que este preciado servicio no se presta
adecuadamente desde hace más de dos años.
Pero, leo, que los abultados anticipos de los contratos si
se entregaron, mientras que la fecha de entrega de la obra terminada, se
cumplió hace varios meses y no se termina aún. Esta epidemia en Taganga se ha
convertido en la nueva pandemia colombiana, tan de moda en nuestros días y
conocida en el área de la salud como corruptemia.
5.- Obras en la Bahía: No sabemos los tagangueros si nos ha
convenido o no, estar ligado a Santa Marta por cercanía y administrativamente,
solamente basta enumerar varios hechos que ha sufrido este pueblo pesquero con
el detrimento en su haber más importante que es su linda bahía.
Hace varios años la pusieron como destino final del emisario
submarino transportando los desechos de Santa Marta; luego, todas las
aguas negras de los barrios subnormales
del norte de la capital del Magdalena las llevaron hacia el antiguo atracadero de Pescaíto;
hace como tres años se produjo el vertimiento de toneladas de aceite con
afectación del lecho marino de la bahía y de los ancones cercanos y ahora con
la construcción de un muelle que constituirá nada menos que la debacle para un
conglomerado ávido de ayudas.
Con las anteriores cinco perlas someramente relacionadas,
que pueden ser muchas más, hay motivos más que suficiente para elevar nuestra
voz de protesta y pedir a estas administraciones indolentes que miren a Taganga
como núcleo de una comunidad que en línea directa ancestral ha existido con un
legado que se ampara en documentos antiquísimos con fuerza jurídica y que hoy
como ciudadanos de un mismo país y región, tenemos todo el derecho a que
nuestras necesidades fundamentales físicas y anímicas sean adecuadamente
atendidas, que es lo menos que se puede pedir para vivir como humanos en
comunidad.
Por: Basilio Henríquez Tejeda
Columna de Opinión LAPORTADASM
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